Tántalo era un hijo de Zeus y de Pluto. En una ocasión, Zeus lo invitó a la mesa de los dioses en el Olimpo. Jactándose de ello entre los mortales, fue revelando los secretos que había oído en la mesa, y no contento con eso, robó algo de néctar y ambrosía y lo repartió entre sus amigos. Tántalo quiso corresponder a los dioses y los invitó a un banquete que organizó en el monte Sípilo. Cuando la comida empezó a escasear, decidió ofrecer a su hijo Pélope. Descuartizó al muchacho, coció sus miembros y los sirvió a los invitados. Los dioses, que habían sido advertidos, evitaron tocar la ofrenda. Sólo Deméter, trastocada por la reciente pérdida de su hija Perséfone, se comió el hombro izquierdo del desdichado. Por ello, cuando murió, Tántalo fue eternamente torturado en el Tártaro, siendo castigado a estar en un lago con el agua a la altura de la barbilla, bajo un árbol de ramas bajas repletas de frutas. Cada vez que Tántalo, desesperado por el hambre o la sed, intenta tomar una fruta o sorber algo de agua, estos se retiran inmediatamente de su alcance.
Andrea García. 1ºDE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario